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Los colchones hospitalarios permiten un mejor reparto de la masa corporal de los pacientes que tienen que estar durante mucho tiempo hospitalizados. Su fabricación está orientada pensando principalmente en aquellos pacientes que estando en un hospital hagan del colchón hospitalario un lugar de descanso y recuperación, gracias a sus características ergonómicas principalmente y con la ventaja de poder desenfundarlos gracias a su cremallera.

Otras cualidades que tienen que tener un colchón de hospital es su capacidad para afrontar un posible incendio, siendo la funda una parte fundamental, pues esta incorpora una composición retardante a la llama cuando es confeccionada con hilatura con componentes ignífugos permanentes, lo que permite una protección extra al núcleo del colchón.

También hay que tener en cuenta que las fundas son impermeables y ajustables o bien con cremalleras siendo desenfundables para un mejor lavado en caso necesario, pero normalmente en los hospitales, se suelen limpiar los colchones en la misma habitación del paciente una vez le han dado el alta. Para que de esta forma el siguiente paciente que ingrese se encuentre toda la cama y espacio totalmente higienizado.

Muchas veces en la gran mayoría de los hospitales no ayudan muchos las condiciones ambientales o las circunstancias  provocadas como por ejemplo las de la pandemia, donde llegan algunos hospitales a tener problemas para ocupar una cama y en muchos casos hasta de colchones.

Estos problemas de masificación de hospitales en Bogotá (Colombia) que ya arrastraban problemas de financiación, con la pandemia se han agravado muchos más y en consecuencia están poniendo en riesgo la salud de muchos ciudadanos colombianos con el inminente cierre de muchas de sus instalaciones o parte parcial de ellas.

Por otra parte la hora del descanso de los pacientes llega a ser casi imposible, por muchas razones, entre ellas las situaciones tan estresantes que generan las visitas de los familiares y amigos que a veces son más de las permitidas por las normas del hospital, también y en este sentido el uso de los móviles a horas intempestivas. De igual forma las sucesivas visitas de los médicos a diferentes horas pueden interferir en las horas de descanso que necesita el paciente.

Para las personas que padecen un proceso de enfermedad la necesidad de descanso es mucho mayor, ya que su estado de salud frágil implica un gasto añadido de energía. La enfermedad, con las preocupaciones que conlleva, en muchas ocasiones influye sobre el patrón descanso-sueño, alterándolo.

La mayoría de los pacientes no descansan ni duermen bien durante su estancia en el hospital, unas veces por el proceso patológico que está viviendo la persona, y en otras ocasiones no tiene nada que ver con su enfermedad, sino con causas ambientales como pueden ser el ruido, la iluminación, falta de intimidad, interrupciones por procedimientos terapéuticos, etc.

Para ayudar a los enfermos a descansar más, se recomiendan una serie de pautas en los hospitales, entre las que se encuentran:

Evitar la iluminación innecesaria en las habitaciones y en las zonas comunes de las unidades/servicios durante el tiempo de descanso.

Reducir el ruido ambiental en las habitaciones y en las zonas comunes de las unidades/servicios durante el tiempo de descanso.

Asignar de manera adecuada las camas en habitaciones compartidas dependiendo de la compatibilidad de los pacientes.

Programar, en la medida de lo posible, las tareas para permitir el descanso de las personas hospitalizadas.

Preguntar y tener en cuenta las preferencias de las personas hospitalizadas respecto a su descanso y contemplar la posibilidad de adaptar un colchón hospitalario apropiado a las condiciones físicas del paciente.