Hemos publicado en alguna ocasión y como recordatorio que la calidad de vida de las personas, sobre todo la que se refiere al apartado laboral, de educación y de aquellos servicios públicos de que pueden disfrutarse, entran a formar parte de un conjunto de factores que intervienen claramente en el mejoramiento de la salud de los habitantes. Comentábamos de cómo el Dr. Trevor HancocK fundador de los movimientos saludables en el mundo, de algunos de los principios fundamentales que promovía, se decía que el desarrollo de motivaciones, la inteligencia humana, la ética y la moralidad o el sentido de la responsabilidad cívica entre otros valores, forman parte de una unidad individual que forma el capital humano con la suma de todos los individuos.
En este sentido los distintos programas que se llevan a cabo en la Baja California (Tijuana) contemplan acciones concretas destinadas al desarrollo humano y a fomentar una sociedad más equitativa, una política que bien pudiera asemejarse al desarrollo que promueve el Dr. Hancock desde la OMS.
Conseguir una sociedad más sostenible y responsable también redunda en una población más sana, sobre todo hay que tener en cuenta que una de las políticas sanitarias es la de lograr que cualquier hospital sea más eficiente, ya no en una atención más profesional y responsable por parte de sus facultativos, sino también en la gestión de insumos y en conseguir implementar una política de aprovisionamiento de equipos más eficiente y de calidad. Un ejemplo claro del progreso e innovación en los hospitales en México es la creciente demanda e interés por colchones y cortinas de hospital más duradero y seguros y que eviten el contagio de enfermedades.
Hay que tener en cuenta que el desarrollo general y colectivo por tanto de una sociedad siempre repercute positivamente en el rendimiento y eficiencia de los servicios públicos sanitarios, quizás uno de los más tenidos en cuenta ya que en general los niveles de concienciación son mayores entre los miembros de una comunidad en esta área, ganando sobre todo en transversalidad. Esta forma de hacer política social implica que tanto la gestión interorganizacional así como la participación social van de la mano ganan en consenso y garantiza que los programas en cuanto a política sanitaria, de educación e integración laboral sean más eficientes y estén al alcance de todos.
Podríamos decir que la industria privada vinculada al sector sanitario y la innovación que ésta produce también influye en el conjunto del bienestar social. En este aspecto son muchas las empresas que mejoran sus productos para adaptarse a las políticas emergentes de sostenibilidad sanitaria, no solo en países como México, en Europa ya se establecen mecanismos que garanticen la sostenibilidad de un sistema hospitalario más eficiente que apueste por una eficiencia más duradera en su equipamiento, haciendo sobretodo hincapié en la calidad.
Tanto las marcas Sanifirex como Curtatex han demostrado su capacidad de estandarización frente a sistemas de organización sanitaria que implementan este tipo de políticas de eficiencia y progreso, ya sean a nivel Europeo donde tanto en colchones como en cortinas de hospital están muy afianzados, como a nivel latinoamericano, en países como México, Venezuela, Argentina o Chile. De alguna manera aunque no es exigible cierta responsabilidad corporativa de las empresas, se valora mucho su acción dentro de la sociedad como parte integradora que aporta valores a través de su identidad y la apuesta por productos de más calidad.
