Normalmente el colchón que tenemos en nuestra casa es de muelles o de espuma de densidad media, incluso existen colchones que combinan estos componentes. Pero para un hospital un colchón ortopédico se suele usar poco, a menos que se utilice para pacientes de larga estancia.
Estos colchones están basados en el campo médico de la ortopedia que trata de mejorar los problemas del sistema músculo esquelético del cuerpo humano, especialmente cuando se trata de personas que han sufrido un accidente o están convalecientes por una larga enfermedad.
Un colchón ortopédico se usa en camas que tienen una característica particular, permiten ajustar la posición y altura de la misma para proporcionar un mejor descanso y adaptabilidad a la ergonomía o condición física del usuario.
Ningún colchón está exento pasado unos años de perder calidad y efectividad, incluso si es ortopédico y está especialmente diseñado para su uso en centros hospitalarios, es cuando hay que sustituirlo por otro nuevo.
Un colchón ortopédico ha de servir para prevenir o corregir las deformaciones o desviaciones de los huesos y de las articulaciones del cuerpo. Para ello el auténtico colchón para este menester es aquél que se adapta a una cama articulada y no aquellos colchones rígidos de muelles que no ofrecen una postura adaptativa.
En sí, un colchón de estas características actúa verdaderamente con eficacia cuando el paciente tiene que realizar determinados movimientos ergonómicos. El beneficio de estos equipos de descanso radica en que el paciente pueda tener algo de movilidad para lograr una mejor y pronta recuperación junto a unos cambios posturales oportunos.
Existen diversas posiciones anatómicas que pueden aumentan el confort en el adulto mayor, en pacientes con lesiones o patologías que requieran reposo absoluto a través de prácticas terapéuticas que garanticen la comodidad del enfermo.
Con el fin de movilizar la anatomía de una persona, los cambios de posición son actividades y ejercicios adicionales recomendados porque mejoran la circulación, reduce las probabilidades de ulceras por presión, evita la inflamación y esfuerzo en articulaciones.