Aunque la composición y calidad en cuanto a firmeza de un colchón destinado para su uso en un hospital sea sin duda determinante, también existen otros factores como su peso y manejabilidad, pero sobre todo hay que tener en cuenta su funda. Normalmente para un hospital se fabrican colchones que incorporan fundas con cremalleras, porque imaginemos por un momento si estas fundas fueran fijas y en algún momento de su vida útil por el desgaste o por otra razón se deteriorasen, entonces habría que sustituir todo el colchón por uno nuevo.
Este otro tipo de colchón son los que se usan en las prisiones, pues por seguridad no se admiten fundas con cremalleras, lo cual obliga a los fabricantes a sellar la funda por medio de la termofusión, quedando el colchón completamente compacto. En los hospitales no ocurre así, de modo que lo más práctico para los centros sanitarios es usar colchones con fundas desenfundables.
Hay que distinguir dentro de la categoría de colchón para hospital, diferentes gamas en cuanto a acabados se refiere, una de las variantes es aquella que usa fundas hidrófugas especialmente diseñadas para aquellos pacientes que sufren de incontinencias o por su problemática situación derivan en pequeños accidentes como el derrame de sustancias alimenticias, que suceden muy a menudo entre personas que sufren alguna demencia y que necesitan la ayuda de familiares y enfermeras/os. Pero cuando se habla de incontinencia, lo primero que se le pide a una funda de colchón hospitalario es que impida la fuga de fluidos hacia el interior del colchón para evitar su deterioro.
Si hablamos de comodidad no podía faltar una funda que evite las arrugas, por tanto la solución a este problema es la utilización de un tejido que a la vez de proporcionar impermeabilidad se ajuste perfectamente a la morfología del colchón. A su vez se consigue otros beneficios, la primera y la más importante es que los pacientes que tienen escasa movilidad se les previenen de las tan temidas escaras o llagas, sobre todo en la espalda por la fricción contra esos pliegues. Con las fundas fabricadas con tejidos elásticos o con una composición de látex se evitan estos problemas.
Para desmitificar el tema de las fundas antiolor, tenemos que decir que la única forma de evitar los malos olores por las incontinencias es la de complementar la protección del colchón con un buen empapador. Conjuntamente con la protección de una funda impermeable de calidad, en los hospitales se dotan a diario a los colchones con empapadores en aquellas unidades geriátricas para proporcionar una protección adicional que a su vez reducen los malos olores.
En cuanto a la higiene y sobre todo se dan altas o nuevos ingresos, se hacen obligatoriamente una limpieza a fondo de cada unidad de descanso, esto significa que tanto la cama como el colchón tienen que ser higienizados por completo, aunque hoy día se fabrican colchones con fundas antiácaros y antibacterias como es el caso de nuestra marca Sanifirex, no deja lugar a dudas que por prevención y seguridad se deben limpiar en todas las habitaciones de hospital todos estos elementos de descanso.
Como conclusión final podemos decir que en cualquier hospital el objetivo principal es la curación del paciente en las mejores condiciones posibles, de salubridad, higiene, tranquilidad y confortabilidad. Por este motivo no existe un equipamiento único o que integre todas las funciones o de practicidad que deseamos, pues no todos los pacientes son iguales. Por eso en cuanto al colchón de hospital se refiere puede haber diferencias significativas para cada caso y como cada diseño conlleva un coste variable, Sanifirex es un ejemplo de adaptabilidad a las exigencias sanitarias.