Por regla general los colchones para hospitales son de espuma de una densidad de entre 30 y 40D/m3 de una pieza, pero para camas articuladas se necesita un colchón dividido en secciones, favoreciendo la comodidad y el buen descanso del paciente, repartiendo la presión del cuerpo y evitando así las fricciones excesivas con la piel.
La combinación de materiales en los colchones para hospitales y un ajuste perfecto entre ellos hacen que sean más firmes, flexibles y duraderos, adaptándose la forma del colchón para ayudar a la movilización del paciente.
Los colchones son una parte importante en la movilización de los pacientes y cambios posturales, sobre todo cuando tienen que estar un largo tiempo hospitalizados. Un buen colchón de hospital ayuda a acomodarlos gracias a los distintos niveles en altura regulable de que disponen las camas y las flexiones que ofrecen para que el paciente se incorpore a diferentes grados. Con las camas articuladas y los colchones de secciones, el paciente puede cambiar de posición con mayor comodidad.
El principal objetivo es que el paciente, al ingresar, se encuentre con la mayor comodidad y seguridad. La cama, al tener que permanecer en ella muchas horas o permanentemente adquiere una gran importancia.
Una cama limpia, sin arrugas, y regulable, que permita cómodamente la movilidad, influye en el bienestar físico y psíquico.
Los principales requisitos que debe cumplir la cama y colchón de un hospital son:
Longitud: Dimensiones estudiadas para el confort del paciente y la práctica de cuidados: longitud 2.10-2.20 m, teniendo en cuenta la separación entre el cabezal y el colchón y entre el piecero y el colchón.
Altura: Variable, con una posición baja de 0.50 m hasta una altura superior a 0.90 m. Estas medidas, se refieren a la distancia desde el suelo a lo más alto del colchón. Las alturas intermedias deben ser obtenidas en cualquier punto.
La anchura mínima será de 1 m.
Elevación de la espalda: debe permitir la elevación desde el plano del colchón a 20º, 50º y 90º.
Elevación de los pies: desde el plano del colchón a 5º, 7º, 12º y 24º.
Movilidad: Debe poder desplazarse suavemente. Está provista de cuatro ruedas para facilitar su manejo.
Seguridad: estará equipada con barandillas de seguridad y un sistema de bloqueo de las cuatro ruedas, además de ser completamente giratorias.
El cabecero y piecero de la cama deberá quitarse fácilmente para facilitar el acceso hacia el enfermo.
El colchón se aconseja que tenga un espesor de entre 125 y 150 milímetros. El material puede ser variado, como el látex en su capa superficial o bien otros de origen sintético con base en espuma de poliuretano. Irá recubierto de una funda impermeable y lavable, ignífuga e hipoalargénica. Se deben disponer de colchones articulados, de agua o antiescaras según la patología del paciente o necesidad de la unidad de enfermería.