Cuando los grandes hospitales necesitan colchones, normalmente suelen acudir a fabricantes especializados que cuentan con sistemas de control de calidades en diferentes áreas del proceso de fabricación.
Uno de esos procesos de control a la hora de fabricar un colchón es el enrollado al vacío, empleándose técnicas de extracción de aire. De ese modo todas las fibras que componen el colchón se reducen al mínimo espacio posible y el resultado es el que observamos: un colchón enrollado para hospitales de calidad acorde con su precio y a las exigencias del día a día sanitario.
Hace muchos años atrás cuando los colchones empezaron a importarse desde fuera de la unión europea por razones de ahorro de costes, se asociaba su calidad al formato de embalaje.
Al venir enrollados para que ocupasen el mínimo espacio posible en su transporte, se les asociaba una baja calidad al notarse en muchos usuarios una falta de descanso. El motivo era sencillo, los materiales usados eran compactos para rellenar el núcleo del colchón.
Afortunadamente las mejoras de los materiales y las técnicas usadas han conseguido núcleos de espuma que facilitan la extracción del aire y por consiguiente la reducción del tamaño del colchón con suma facilidad.
Los colchones para hospitales al vacío de buena calidad, no dan ningún problema a la hora de desembalarlos. El tiempo de recuperación tras quitarles el envoltorio, varía de unos fabricantes a otros. Sin embargo, en la mayoría de los casos es posible su uso el mismo día en que llega.
Los colchones enrollados tienen un tiempo para desembalarse, ya que no es recomendable un periodo demasiado largo el tenerlos sin abrir. Que un colchón enrollado se encuentre sin abrir tanto tiempo, hablamos de varios meses desde su recepción, puede traducirse en que el colchón no recupere su tamaño y por lo tanto no ofrezca las mismas prestaciones.
Este es uno de los motivos por los cuales los pedidos de colchones para hospitales se hagan con stock «0» en almacén, es decir, se hacen sobre-pedido con un número mínimo de unidades a fabricar.
El método de enrollado al vacío ofrece una calidad extra en cuanto a higiene, sumado esto a las altas prestaciones de las fundas antibacterianas de que están compuestos, se consigue un colchón totalmente presurizado e higienizado durante su fabricación, una vez envasado y una vez abierto para su uso.