Muchos de los hospitales de todo el mundo van sucediéndose en saturaciones, unos tras otros van pasando picos de ingresos por causa de la pandemia del covid-19. Por ello muchos países establecen centros especializados dedicados únicamente a la atención de pacientes afectados por el coronavirus. Países como Costa Rica, que han visto cómo han tenido que ampliar la dotación de colchones, camas y cortinas de separación.
Un colchón de hospital no es un artículo de lujo, debe ser considerado como un bien de primera necesidad en el ámbito sanitario. Es por ello que en los últimos años los materiales utilizados en la fabricación de colchones han mejorado considerablemente el descanso de los pacientes.
La adaptación que se traslada a un colchón hospitalario se centra fundamentalmente en la firmeza, el tamaño y en la composición antibacteriana de su superficie. Una superficie que está protegida por una funda especial ignífuga y que está compuesta por un tejido sintético, permitiendo una fácil limpieza.
Entre estas y otras peculiaridades que tienen que aportar los colchones de un hospital, ahora que nos encontramos con un problema sobrevenido como es el Covid-19, las unidades de descanso hospitalarias deben contar con una ayuda postural para facilitar la respiración de aquellos pacientes más graves por una infección pulmonar.
La lesión pulmonar aguda, y cuando es extrema, el síndrome respiratorio del adulto, son la expresión de una difusa y sobrevenida reacción inflamatoria de la membrana capilar pulmonar con una gran variedad de etiologías. El soporte ventilatorio de estos pacientes es indispensable.
En los últimos años hemos sabido de la importancia del tratamiento postural de este tipo de pacientes a través del decúbito prono. La terapia de rotación continua lateralizada o terapia cinética (TC) es la nueva modalidad de alternativa postural vinculada a los avances tecnológicos y que mejoran significativamente la salud del paciente en menor tiempo.
Estos avances técnicos han venido de la mano de mejores camas de hospital, acompañadas de colchones especiales móviles éstos rotan al enfermo usando 2 cuerpos longitudinales. Durante intervalos temporales definidos generan ciclos que mueven a la persona, ladeándole de un lado al otro. Durante la constante rotación se redefine la dependencia gravitatoria de las unidades pulmonares ocupadas.
Las recomendaciones para la recuperación de los pacientes que pierden mucha movilidad por causa del Covid-19 es la de usar colchones antiescaras, ya que previenen llagas y favorecen la movilidad tras un periodo de desgaste físico, donde la atrofia muscular es muy acusada.
Un buen colchón supone en la vida normal que durante 6 u 8 horas de sueño nos dará el descanso reparador necesario para que podamos tener un día completo durante la jornada laboral. Ahora imaginemos aquellas personas que tienen que estar ingresadas durante muchos días en un hospital. Es lógico pensar que tanto la cama como el colchón han de reunir otras cualidades extras además de la comodidad.
Por ello y aunque parezca que tienen una imagen escueta y sencilla, los equipos de descanso de un hospital están pensados para la movilidad y seguridad del paciente.