Honduras presenta una de las condiciones económicas más pobres de todo el mundo, con niveles que rondan el 60% de la población por debajo de la pobreza, sin poder cubrir sus necesidades básicas con camas y colchones adecuados, cortinas hospitalarias y material EPI homologados, ahora mucho más incipiente con la pandemia.
Los servicios sanitarios también sufren las consecuencias de un país deficitario en recursos humanos y materiales para hospitales. Ejemplos como las brigadas voluntarias de médicos estadunidenses que van a Honduras para operar a pacientes de rodilla y cadera, en hospitales generales como el San Felipe que atienden pacientes con osteoartritis.
Estos pacientes con problemas en sus articulaciones precisan de un soporte articular y por supuesto una base de descanso que les acondicione las partes sensibles de su cuerpo sobre la cama hospitalaria.
Los colchones para cama hospitalaria además de formar parte de la terapia curativa de un paciente convaleciente, se venden en tiendas especializadas para acelerar su recuperación además del propio hospital también en casa y una vez dado de alta al paciente.
La principal cualidad del uso de colchones con características ortopédicas es la de mantener una posición estable sobre los puntos claves como hombros, caderas y otras zonas críticas o puntos de presión del cuerpo. Los dolores de espalda, hombros y caderas que los pacientes notan cuando se despiertan o pasan muchas horas sobre colchones inapropiados.
Los colchones Sanifirex están fabricados para ofrecer un estándar en cuanto a puntos de presión, una superficie firme, resistente, con fundas hipoalargénicas e ignífugas. Un colchón que satisface las más altas cotas en cuanto a exigencia sanitaria, máxime cuando se trata de pacientes con dolencias musculo-esqueléticas que tienen que pasar un gran número de días hospitalizados.
Los colchones para camas hospitalarias Sanifirex han pasado las últimas pruebas en tecnología para la evaluación de los puntos de presión críticos, estandarizando un promedio en cuanto a la respuesta corporal de los usuarios a la hora de descansar en diferentes colchones, unificando en uno solo las calidades precisas.
Estas pruebas consisten en colocar un sobrecolchón que tiene en cuenta 1.500 puntos de presión y que se coloca encima del colchón a probar, identificando con precisión en un mapa as zonas con mayor presión y las malas posturas.