Pese a la cobertura tan extensa que tiene el sistema de salud de Colombia, existe desde la última década un problema financiero, que ha dejado en número rojos las clínicas y hospitales en muchos departamentos, como Santander y poblaciones como Bucaramanga.
Ahora con la pandemia, los contagios han generado paradojas dando lugar a cierres parciales de camas hospitalarias a la espera de pacientes con síntomas de Covid-19.
Esta y otras situaciones análogas en otros países se han producido no por la falta de inversión en la renovación del equipamiento hospitalario, más bien por la falta en la incorporación de profesionales sanitarios.
Hay que tener en cuenta que los diferentes sistemas de salud pública y privada de distintos países están para garantizar los derechos de los ciudadanos, haciendo posible una vida más saludable gracias a los equipamientos modernos básicos que podemos encontrar en los hospitales.
Cada departamento destina un presupuesto en función del crecimiento económico del país y también del nivel de deuda que presente. Por ello no siempre está equilibrado la oferta y la demanda sanitaria.
Con la pandemia, son muchos los países que tienen camas y colchones desocupados en sus hospitales, preocupando especialmente la ya mencionada falta de personal, que además se ha visto mermada día tras día no solo por los contagios intrahospitalarios entre pacientes y personal sanitario, también ha supuesto un alto coste psicológico para unas plantillas que han soportado una tensión muy grandes con largas e interminables jornadas de trabajo.
Otro aspecto que hemos observado a lo largo de todo el año 2020 son los cambios estructurales y de organización de muchos hospitales en Colombia, habilitando espacios donde antes no lo había, para adaptarse ante la preocupante expansión del coronavirus. En esta línea encontramos cubículos con camas hospitalarias separadas con cortinas para atender las urgencias por coronavirus. A raíz de estas nuevas reestructuraciones también se han reordenado las prioridades en higiene.
Nuevas zonas para instalar camas y colchones requieren de una higiene estricta y nuevos protocolos de limpieza son los que entran en juego en los hospitales.
Pero también la enfermedad causada por el Covid-19 requiere de equipos más polivalentes, como las camas hospitalarias roto-test, donde el paciente se mantiene sujeto, pero puede situarse en diversas posiciones, por lo que distribuye los puntos de presión. También se emplea para evitar el surgimiento de úlceras por presión, además de aliviar la presión en órganos como los pulmones, que sufren de daños por el coronavirus.
Este tipo de camas son destinadas principalmente en las UCI para los pacientes de Covid-19 más graves. Para los pacientes con síntomas leves o moderados se destinan camas más sencillas, fijas de hospital con colchones hipoalargénicos y antibacterianos, sobre todo para guardar en la medida de lo posible la máxima seguridad higiénica.
