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Un colchón antiescaras para hospital está fabricado para prevenir las llagas en aquellos pacientes que tienen poca movilidad en la cama, por eso tienen lechos independientes deformables gracias a las presiones variables a los que se somete en su interior. Variar los puntos de presión ayuda a contrarrestar los efectos que genera pasar mucho tiempo friccionando la piel contra la misma superficie es el objetivo de estos colchones.

¿Qué tipos o modelos de colchones antiescaras hay en el mercado?

Las calidades son muy variadas, pero sin duda los colchones hospitalarios de aire regulado por un compresor automático son los que más prestaciones ofrece. Estos son los más habituales por tener varios compartimentos de llenado que varían de presión para evitar el roce continuado de la piel.

Por lo tanto podemos distinguir entre colchones hospitalarios antiescaras estáticos y dinámicos, los primeros no llevan compresor y los segundos son los que pueden variar las presiones según las zonas mediante la variación de las presiones de aire.

Con el uso de los colchones antiescaras de agua, el paciente puede notar sutilmente cómo se redistribuye los puntos de presión, moviéndose suavemente y aportando un descanso muy placentero, gracias a que el agua en el interior del colchón está a 37 grados.

En la gama de colchones hospitalarios más económicos destinados a prevenir las escaras, tenemos los fabricados con espuma íntegramente. Estos colchones se diseñan con una serie de puntos de soporte para conseguir disminuir la presión.

Generalmente se utilizan encima de otro colchón y son muy buenos para personas muy sudorosas porque absorben la humedad. Son especialmente útiles para prevenir las escaras o cuando las mismas acaban de empezar a aparecer.

En un modelo de colchón de mayor calidad tenemos los de látex, que cuentan con una alta adaptabilidad generando en el cuerpo un gran alivio de forma inmediata. No son muy caros y son ideales para pacientes que tienen que tener una estancia más bien corta.

Los colchones hospitalarios con viscoelástica tienen en su favor que se adaptan a la forma del cuerpo, recuperando la forma rápidamente, amoldándose perfectamente por la temperatura del cuerpo. El resultado es que al hundirse la zona expuesta se evita la fricción y por consiguiente previene la aparición de escaras.

Existen otros colchones antiescaras más específicos según la zona de descarga, como son los que alivian los talones elevando los gemelos, de esta forma también se promueve la circulación en las piernas y un mejor descanso.

Para enfermos de escasa movilidad existen camas hospitalarias que adaptan un marco exterior para que los pacientes muy mayores o con movilidad muy reducida puedan deslizarse de la cama.

Está claro que sea cual sea el tipo de colchón elegido, dormir en el colchón incorrecto puede causar dolor en la espalda baja o empeorarlo. La ausencia de soporte de un colchón causa una postura poco saludable para el descanso, provoca la rigidez de los músculos y no ayuda a mantener la columna vertebral alineada, lo cual contribuye a la lumbalgia.