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Un material no fungible es aquél que por su propio uso no se desgasta o al menos tiene un periodo más bien largo de amortización. En el ámbito hospitalario existe un gran número de insumos que por su uso tienen una vida útil corta considerándose así material fungible desechable.

Un ejemplo de material fungible, o sea, desechable son los usados en terapia intravenosa, apósitos y vendajes, material de protección para el profesional y el paciente, cobertura desechable para el mobiliario y el quirófano, guantes de exploración y cirugía, desinfectantes para la piel sana y soluciones desinfectantes para el instrumental entre otros muchos que no vamos a nombrar ahora. Por otra parte tenemos aquél material médico no fungible como puede ser el colchón que se usa en las camas hospitalarias, el mobiliario médico en general y cualquier otro destinado para el uso propio de los pacientes en sus habitaciones.

En nuestro artículo les exponemos a continuación las características de los colchones hospitalarios como material no fungible y que tienen un uso muy directo con el paciente, de ahí su importancia.

Salvo que estemos hablando de un centro geriátrico, normalmente los colchones destinados a pacientes ingresados en hospitales son fabricados con espuma de poliuretano y llevan una funda hipoalargénica ignífuga y desenfundable para ser retirada o cambiada tras un periodo de tiempo. En sí el núcleo del colchón de espuma lleva un tratamiento ignífugo M2 ó M3 y su funda es la que le proporciona una protección completa con una clasificación M1. Las medidas estándares de los colchones hospitalarios son por lo general y en su gran mayoría de 90 x 190 cms con un espesor de unos 15 cms. Su firmeza suele situarse entre 6/7 de una escala de 1 a 10, aunque sí tenemos que reseñar que la firmeza siempre será un valor un tanto susceptible de apreciación de las personas, pues dependiendo de cada persona se puede estar acostumbrado a dormir mejor o no sobre un colchón más o menos firme, por lo tanto cada persona tiene un parámetro propio del descanso.

A la hora de dotar al núcleo del colchón con una funda se pueden encontrar las fijas o con cremallera.

Las fundas fijas son las que no pueden separarse del colchón, normalmente son las que usamos para uso particular. Tienen un borde ribeteado y siempre presenta la tensión firme y adecuada. La gran desventaja de estas fundas es que no pueden quitarse para lavarlas, pero sin embargo aportan al colchón un aspecto mucho más compacto siendo usadas tradicionalmente en colchones con muelles.

En cambio las fundas usadas para colchones hospitalarios se hacen con cremallera y tienen la ventaja de poder ser retiradas para el lavado. Suelen contar con una cremallera perimetral para poder quitarla de forma relativamente fácil. Aunque también pueden estar integradas con el núcleo del colchón de forma fija en forma de sellado térmico, un método de fabricación que se usa para colchones destinados más bien en prisiones o cárceles, si bien lo podemos encontrar en muchos hospitales en este formato. En nuestro caso del colchón hospitalario se tiene muy presente la manejabilidad por el personal de limpieza, por eso sus dimensiones y peso han de ser acordes para un uso y mantenimiento continuado.

Por otra parte hay fundas para colchones acolchadas o lisas, siendo el caso de las fundas acolchadas a las que se les añade una pequeña capa de material para dotarla de mayor confortabilidad, pero para su uso en hospitales las fundas de los colchones son siempre de una superficie lisa. Pueden ser viscoelástica, látex, un material hidrófugo para mejorar la transpirabilidad, donde se aplican los tratamientos accesorios al colchón; anti ácaros, tratamientos para la regulación térmica, aloe vera, etc. Para la protección del colchón existen fundas o protectores desechables que llevan unos elásticos en los bordes para fijarlos alrededor del mismo, podríamos decir que algunas de estas fundas actúan como un elemento extra de protección y que con un tamaño parcial se pasarían a clasificar dentro de la categoría de empapadores para pacientes con incontinencias.

No hay que olvidar que cuando se fabrican las fundas de los colchones hospitalarios se tienen en cuenta varios factores, como son los ciclos de limpieza e higiene al que van a ser tratados y por otra parte el contacto directo que van a tener con el paciente. Este último factor es muy importante, pues además de diseñar una funda hipoalargénica que frene cualquier reacción alérgica tiene que proporcionar una protección contra los ácaros y al mismo tiempo evitar la humedad sobre su superficie. En esta ocasión os ponemos el ejemplo de las innovaciones que se están consiguiendo con la fibra de coco o el bambú, un material que se usa para la fabricación de estas fundas y que por sus propiedades se ha demostrado su validez para su uso en colchones hospitalarios. Una de las principales ventajas de la fibra de coco integrada tanto en el núcleo del colchón como en las fibras de las fundas es que al ser un material ecológico tienen un equilibrio óptimo entre la retención de líquidos y su capacidad de ventilación.

Por lo general los colchones de las camas hospitalarias están hechos para que se adapten en tres planos diferentes de inclinación, acompañando los planos segmentados que se adoptan al accionarse el mecanismo de regulación que llevan incorporadas dichas camas.